Jugando la variante del cambio en la apertura española
El mundo de las aperturas es inacabable y probablemente a más de un ajedrecista le apabulle literalmente la idea de trabajar en las aperturas porque simplemente no se puede saber todo. ¿Qué hacer? Una idea es tratar de jugar una apertura que limite las posibilidades del contrario, de forma que tenga que entrar -en la medida de lo posible- en terrenos que nosotros conozcamos mejor. Bajo este criterio, decidir por ejemplo, trabajar en el Gambito de Rey con blancas, es una mala elección, porque las variantes se multiplican rápidamente. Mejor pensar en una apertura que quizás no sea tan movida o agresiva, pero que deje que el ajedrecista tenga cierto control de lo que va pasando. Y he aquí una buena selección: la Variante del Cambio de la Apertura Española. He aquí las primeras jugadas...
Lo interesante de esta línea es que es relativamente fácil de jugar, con pocas variantes demasiado agudas y que además, permite algunas ventajas para el primer jugador. De hecho, después de las siguientes jugadas:
Si quitamos todas las piezas (dejando evidentemente los reyes), el final está ganado por parte de las blancas, porque juegan literalmente con un peón de más. Los tres peones del flanco dama del blanco detienen a los cuatro peones de las negras en el mismo flanco y en el lado del rey, se juega 4 vs. 3 peones, logrando siempre un peón pasado las blancas y ganando con facilidad. La siguiente partida, que jugué hace años, demuestra esto:
¿Pero qué obtienen las negras a cambio del peón doblado en la columna c? La pareja de alfiles, la cual debe compensar en alguna medida la estructura de peones. ¿Qué debe entonces hacer las blancas? Buscar los cambios para intentar llegar a un final ganador. ¿Qué debe hacer las negras? Intentar desdoblar su peón o bien, intentar sacar ventaja de la pareja de alfiles y solamente haciendo los cambios cuando es necesario realizarlos.
En la práctica magistral, cabe decirlo, muchas veces la posición se vuelve muy simplona y no se puede progresar. El empate es muchas veces el resultado común. Pero hay algo que debemos considerar: las negras son las que tienen que demostrar que tienen compensación por su fea estructura de peones. Las blancas, si nada sale como quieren, probablemente no pierdan. Las negras, en cambio, tendrán que buscar un juego más dinámico.
Hay muchas partidas importantes en la Variante del Cambio, por ejemplo, la que le ganara Lasker a Capablanca, que es una joya.
Duelo Capablanca - Lasker de 1925 | Foto: Wikipedia
o bien, la que Fischer le ganó a Gligoric
o más sorprendente aún, la miniatura que le aplicó a Spassky en el match de revancha de 1992
Un joven y pensativo Bobby Fischer en 1960. | Foto: Wikipedia
Aunque la variante del cambio tiene algunas variantes interesantes, como 5. 0-0 o 5. d4 o incluso 5. Cc3 el trabajo que hay que hacer se puede concentrar más en las ideas, en las maniobras más comunes y en el hecho de que en muchas ocasiones hay que jugar finales de caballos o de alfiles y en algunos casos, en finales de caballo contra alfil.
Una prueba interesante que debe hacerse es intentar las ideas con los amigos, en partidas en Chess.com o bien con la computadora. Por ejemplo, la siguiente partida la jugué (a 1:30 hrs por jugador) contra Hiarcs en la Palm, la cual terminó en empate después de una dura batalla. Hay que indicar que Hiarcs en ese momento probablemente jugaba unos 2450 puntos Elo, por lo cual resultó un muy difícil sinodal.
En conclusión: la Variante del Cambio en la Ruy López es una buena opción para no tener que recordar cientos de variantes, cosa que en general es una mala idea. Lo interesante aquí son las ideas y los conceptos fundamentales. Sugiero ver las partidas de Fischer con esta línea, pues en su momento fue literalmente imbatible con esta variante aparentemente anodina, pero que tiene su encanto.
PARTIDAS ILUSTRATIVAS
Esperamos que las ideas expuestas en el artículo te resulten útiles. Puedes complementar tus conocimientos con el siguiente vídeo sobre la Variante del Cambio de la Española, del Maestro Luisón.
