La Escuela Clásica de Ajedrez
Escuela Clásica o Moderna: se conoce con ambas denominaciones a la escuela que surge gracias a Steinitz a finales del siglo XIX. Fue el primero es sistematizar y dogmatizar algunos principios posicionales, tales como la importancia del centro, la debilidad de casillas, los peones débiles, la importancia de la pareja de alfiles, temas como el del alfil malo, etc...
Quizás pecó de dar excesiva importancia a sus valoraciones estáticas frente a las cuestiones dinámicas de la lucha. A Steinitz no le importaba jugar de una manera muy defensiva y permitir a sus "románticos" rivales que se estrellaran en el ataque. Steintitz aplicaba un importantísimo concepto: la importancia de la acumulación de pequeñas ventajas. Por eso le encantaban las posiciones cerradas en las que sus rivales no sabían cómo atacar, mientras él se dedicaba a acumular pequeños logros.
Fue el primer campeón oficial del mundo. A partir de su aparición el mundo del ajedrez entendió que ciertos principios y cuestiones generales se deben tener en cuenta en la partida de ajedrez. Los que seguían jugando en estilo romántico, sin atender a los temas posicionales, se acababan estrellando frente a los nuevos maestros, que desarrollaban junto a la teoría posicional, los principios del juego defensivo.
Esto no quiere decir que todo el mundo acabara adoptando el estilo de Steinitz y su gusto por las posiciones cerradas y por el juego defensivo. Tarrash sería el gran sucesor de la teoría de Steinitz y fue el principal discípulo en popularizarla, especialmente en sus libros. Sin embargo su estilo era mucho más dinámico que el de su predecesor. Su gusto por el peón de dama aislado es una muestra de ello.
Pero durante esta época también existían jugadores que se resistían a aceptar los principios de la nueva escuela. Chigorin seguía jugando peligrosos gambitos en la apertura, pero en su juego se hallaba la asimilación de muchos de los conceptos de la nueva escuela moderna. En cualquier caso, su derrota frente a Steinitz en el segundo campeonato del mundo oficial cerró el debate para muchos.
Veamos una partida de este encuentro.
Siguiendo las directrices marcadas por Steinitz y proclamadas por Tarrash, el ajedrez siguió un camino en el que la importancia de la estrategia como principal rumbo en la partida no era ya cuestionado. Aparecerían nuevos campeones, como el genial Lasker, quien batió precisamente a Steinitz con el título mundial en juego.
Steinitz frente a Lasker (Mundial 1894) vía Wikipedia
Lasker, era un filósifo que destacó entre muchas otras cuestiones, por su facilidad por plantear luchas psicológicas en el tablero. Sabía mejor que nadie cómo incomodar a su rival, dependiendo de su estilo de juego y características. Muchos insisten en que no buscaba la mejor jugada, objetivamente hablando, sino la que más pudiera molestar a su rival. Su Manual de Ajedrez fue un gran regalo para la literatura ajedrecística.
Se convirtió en el campeón mundial que ostentó la corona durante más años (¡27 años!). Veamos una de sus partidas.
Tal y como comenta Saidy en la magnífica obra La Batalla de las ideas en ajedrez, cuando parecía que Rubinstein, con su exquisita técnica y gran comprensión del juego posicional iba a ser el heredero natural de Lasker, apareció uno de los grandes genios del ajedrez: José Raúl Capablanca. El prodigio cubano parecía entender el ajedrez de una manera intuitiva. Su virtuosismo en los finales era absolutamente impresionante. Su victoria sobre el anterior campeón fue clara, ganando 4 partidas y sin ceder ninguna derrota. Veamos una partida de ese encuentro.
Esta escuela en la que se daba un gran valor a las ideas generales, los principios estratégicos y los dogmas establecidos, tenía algo que ver con la visión científica que años más tarde, en la Escuela Soviética, Botvinnik trataría de propugnar. Claro que ahora nos puede parecer algo primitiva, comparado con la erudición del patriarca de la Escuela Soviética. Pero esto es otra historia de la que hablaremos más adelante.
De momento y antes de pasar a los hipermodernos, te propongo que resuelvas unos ejercicios tácticos de los jugadores de la Escuela Clásica, que aunque fueran muy posicionales... ¡también combinaban!
