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Los fantasmas que sobrevuelan tus partidas de ajedrez
No te dejes asustar por tus propios temores

Los fantasmas que sobrevuelan tus partidas de ajedrez

LuisFSiles
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Sería fantástico poder usar nuestros conocimientos y nuestra capacidad durante la partida de ajedrez sin recibir ningún tipo de interferencias. Pero nuestra mente no es capaz de concentrarse siempre en calcular la mejor continuación, sino que se ve turbada por las dudas y temores que van a apareciendo. Hoy te voy a hablar sobre esto, centrándonos en particular en la experiencia en competición. Verás que hablamos de cómo actuar durante el torneo. Aunque no juegues campeonatos, la mayoría de las cuestiones que voy a tratar te pueden resultar útiles.

La toma de decisiones en ajedrez es un proceso complejo. Aunque pretendamos explicar tras la partida por qué hemos realizado tal o cual jugada o por qué hemos seguido determinado camino, difícilmente seremos capaces de reproducir cada pensamiento que pasó por nuestra mente. Lo cierto es que el proceso mental es atacado por las dudas o temores que mencionaba antes.

Algunos de esos fantasmas que revolotean sobre el tablero y nos influyen de alguna manera en la toma de decisiones pueden ser:

  • El elo del rival.
  • La información que tengo del rival.
  • El temor a no recordar la teoría de determinada apertura.
  • Cómo va "mi torneo".
  • Mi experiencia anterior.
  • El miedo a lo desconocido.

Cómo nos afecta el elo del rival

Recuerda algo: el elo del rival solo es un número. Cualquier jugador cuyo elo solo contenga 3 cifras es capaz de realizar grandes jugadas. Y, aunque te resulte difícil de creer, incluso el campeón del mundo es capaz de realizar jugadas tan malas, que podrían hacer sonrojar incluso a un humilde aficionado. ¿No me crees? Mira lo que ocurrió ayer en el Norway Chess de ayer. 

Era la primera jornada, que incluía un torneo de Blitz. Pero aunque las partidas fueran a 3 minutos, un error como el que estás a punto de presenciar, no tiene justificación.

A muchos monitores o entrenadores nos resultaría difícil entender por qué un alumno nuestro a cometido un error tan garrafal. Seguramente, para consolar a nuestro pupilo, le diríamos: "incluso a los grandes jugadores les ocurre a veces algo así". ¡Es cierto!

Pero no vamos a entrar en las causas por las que podría haberle sucedido esto a Magnus Carlsen (por mucho que divaguemos sobre el tema sería complicado encontrar una respuesta). La cuestión es: el elo no es el que realiza las jugadas... ¡somos nosotros! Sí, nosotros: los humanos.

Elo

Recuerda: el elo solo es un número.

Miedo al elo alto

Una de las reacciones más naturales que podemos experimentar al saber que nos enfrentamos a un jugador de elo alto, es el sentirnos invadidos por el miedo. Claro que esto muchas veces depende del carácter del jugador.

También hay jugadores (permitidme que me incluya en este grupo) que se sienten especialmente motivados cuando juegan contra un jugador teóricamente más fuerte.

Resulta curioso (además de contraproducente) sentirse preocupado por una partida en la que, de momento, no se ha realizado ninguna jugada. Ya llegarán otras preocupaciones, tal vez, cuando la partida avance, de las que precisamente nos vamos a ocupar más adelante en este artículo.

Miedo al elo bajo

Cuando te enteras de que tu rival tiene un elo que consideras bajo, podríamos suponer que te puedes sentir reconfortado al saber que la partida que debes afrontar no debería resultar demasiado complicada. Si te ocurre eso deberías saber que eso solo puede servir para que te confíes o relajes demasiado y no acabes esforzándote al máximo en el tablero, lo que puede tener fatales consecuencias.

Pero el elo inferior también produce diferentes sensaciones en otros jugadores. Algunas veces el jugador se siente con una responsabilidad especial. Cree que debe ganar la partida solo porque tiene más elo que su rival. Y eso tampoco ayuda a tomar decisiones certeras.

Muchos jugadores han perdido partidos por intentar forzar una posición de empate en la que debían haberse conformado con el medio punto. Y no por ser demasiados ambiciosos en general, sino por pensar que tenían que ganar a toda costa porque su rival tenía bastante menos elo.

El engaño del elo

La realidad es que no siempre coincide la fuerza del jugador con su elo. No solo porque a veces te encontrarás con jugadores fuertes que tienen un mal día o con jugadores menos fuertes que realizan la partida de su vida, sino porque el Sistema Elo no es perfecto.

Existen muchos jugadores jóvenes que están en plena progresión y no han alcanzado la puntuación que merecen. Y cuando la consiguen alcanzar... ¡ya han vuelto a progresar! También hay muchos jugadores que están en descenso de nivel, por diferentes razones, y nadie debería sentirse amenazado por la cifra que luce su elo.

Insistiré en ello en los consejos finales, pero de momento, hazme caso, olvídate del elo de tu rival. Solo es un número.

La información que tengo de mi rival

Información

Las partidas de tu rival deberían ser las únicas informaciones que tomaras en cuenta.

El elo no es único dato que puedo conocer de mi rival y que, de alguna manera me puede afectar. Pueden existir muchos detalles que yo conozca, sospeche o imagine de mi oponente.

Permite que te cuente una gamberrada que un amigo y yo hacíamos de adolescentes. Cuando veíamos que algún amigo nuestro jugaba contra un rival desconocido, nos acercábamos a él e inventábamos la siguiente historia:

- Hombre, Juan, hemos visto que juegas con Esteban Imaginario.

- Sí - nos solían responder. - No lo conozco...

- No te fíes del elo. - no tardábamos en agregar. - Juega mucho mejor de lo que su elo aparenta.

Ese era el primer momento en que la cara de nuestra "victima" empezaba a cambiar.

- El tipo sabe muchísima teoría. - comentaba uno de nosotros. - Sobre todo líneas muy agresivas.

- Lo llaman "la enciclopedia" - completaba el otro. - porque tiene muy buena memoria y se lo sabe todo.

- Bueno, tú sobre todo trata de evitar las complicaciones. - no tardábamos en aconsejar.

- ¿Y eso? - podía preguntar nuestro contertulio si a esa altura había picado el anzuelo.

- Estratégicamente no es tan fuerte, pero en la táctica es un genio...

- Sí, en los finales también flaquea bastante. Lo difícil es llegar a un final contra él. Se la juega al ataque y hay que tener mucho cuidado.

Los que nos conocían nos mandaban a paseo mucho antes de que acabáramos nuestra actuación teatral. Y cuando veíamos que la cara de nuestra víctima cambiaba de color, también solíamos confesar que era una broma. Eso si no rompíamos a reír mucho antes de acabar.

¿Por qué cuento esto? Nosotros teníamos la probablemente cierta teoría de pocas cosas asustan tantos de tu futuro rival, como que sepa mucha teoría de aperturas y que sea muy táctico y agresivo. Enfrentarte a alguien que sabe tanta teoría como para llegar a medio juego ventajoso, y con el que sabes que tendrás que defenderte a un feroz ataque... ¡y además de un genio de la táctica! 

Sea como sea, lo que sabemos, o lo que creemos saber de nuestro rival, puede afectar a nuestras emociones. Y nuestras emociones son determinantes en nuestras decisiones. Digo "lo que creemos saber" porque a veces nos vemos afectados por cualquier comentario que escuchamos de nuestro oponente.

Ya que he puesto un ejemplo de lo malvadas que eran mis bromas ajedrecísticas de adolescente, permíteme que te hable ahora de un alumno que tuve hace un tiempo. Por mucho que hubiéramos preparado determinadas aperturas él acababa jugando otras. Cuando yo le preguntaba por qué no había jugado la apertura sobre la que llevábamos tiempo trabajando, siempre tenía una excusa por la que no la había planteado. Algunas de esas razones eran:

  • Porque temía la preparación del rival.
  • Porque mi oponente sabe mucha teoría.
  • Porque me han dicho que era mejor evitar esas posiciones con este rival.
  • Porque repasé mentalmente la apertura y me dí cuenta de que no me acordaba.

Así que por temor a la preparación del rival hay quien prefiere adentrarse en terreno totalmente desconocido. O como tu rival sabe mucha teoría, juega algo que no conozcas y así la lucha estará todavía más desequilibrada... Y al final estas decisiones se toman porque "alguien me dijo... " o "se me ocurrió en ese momento que... ". 

Así que cuidado con esas decisiones que nos llevan a alejarnos de lo que conocemos y a improvisar por algún temor extraño.

La influencia del desarrollo del torneo

Torneo de ajedrez

Las buenas y las malas rachas siempre terminan.

Este es otro punto sobre el que debemos pensar. Si estoy jugando un torneo, es difícil que el nivel que esté mostrando en mis partidas no afecte a mi juego. Probablemente no solo deba hablar del nivel, sino del resultado.

Es curioso cómo a veces nos sentimos deprimidos por un mal resultado (o varios) aunque realmente nuestro nivel de juego no haya sido tan malo. Otras, en cambio, puedo estar jugando realmente mal pero, si estoy ganando... ¡no hay problema! Da igual si he tenido mucha suerte, si vamos cosechando victorias nada parece tan negativo como para aguarnos la fiesta.

En cualquier caso tenemos que aprender a afrontar cada partida como un nuevo reto que no tiene nada que ver con lo que haya ocurrido hasta el momento. Si hemos tenido mala suerte en las partidas anteriores, puede ser que ahora acabe la racha y, si nos ha ido muy bien, podría cambiar nuestro destino.

Mi experiencia anterior

Tiene que ver con lo que acabamos de comentar en el punto anterior, pero quiero ampliar la idea. De la misma manera que los resultados que vamos logrando en un torneo nos influyen para las siguientes partidas y nos hacen sentir "en racha" o "en mala racha", todas las partidas que jugamos o, al menos, muchas de ellas, dejan algo en nuestra mente que influirá en el futuro. En realidad... ¡en eso consiste el aprendizaje! 

El problema llega cuando no sabemos gestionar los fracasos del pasado. Por ejemplo, yo puedo perder varias partidas aplicando el ataque de minorías que mencionaba en el artículo anterior. Si no gestiono bien esas derrotas, si no analizo esas partidas y saco conclusiones certeras acerca de por qué he perdido, si no he aprendido la lección que siempre trae consigo la derrota, puede que sencillamente y de una manera superficial y pueril me diga a mi mismo: "pues no vuelvo a hacer el ataque de minorías".

Ese el tipo de influencia que debemos evitar. Las decisiones durante la partida deben estar ligadas a una correcta evaluación y a un cálculo lo más exacto posible. A eso debemos aspirar. Si me dejo llevar por estas influencias acabaré tomando decisiones siguiendo procesos mentales poco convincentes.

El análisis de nuestras partidas jugadas y, en especial, de nuestras derrotas, debe mostrarnos el error que hemos cometido en determinadas situaciones. Y lo que tendré que evitar son esos errores, no necesariamente esas situaciones.

El miedo a lo desconocido

Montaña Rusa

No quieras sentir siempre que pisas sobre terreno firme.

Dicen que a veces es bueno alejarnos de nuestra zona de confort. Supongo que en ajedrez es una experiencia que esporádicamente deberíamos realizar todos. Nos pasamos determinado tiempo estudiando ciertas aperturas o determinadas configuraciones de peones y una vez que las conocemos y nos sentimos cómodos jugándolas, corremos el peligro de encasillarnos en ellas. Y ese no es el único peligro.

El mayor peligro es querer llegar a cierto tipo de posición pase lo que pase. Por ejemplo, imaginemos que yo me he especializado en jugar posiciones con peón de dama aislado. Si es tu caso o te apetece investigar sobre ellas, por cierto, te recomiendo el artículo Cómo jugar con el peón de dama aislado. Horas y horas aprendiendo los planes típicos. Puede ser que en determinado momento de la partida tengas que decidir entre llegar a una posición que no has estudiado tanto, pero que objetivamente es buena, o una posición de PDA. Tal vez no es la mejor versión del PDA que puedas alcanzar, pero te sentirás en casa jugando esas posiciones. ¿Qué hacer en este caso?

Muchos prefieren obviar la mejor continuación y entrar en terreno conocido. Hay dos supuestas razones que llevan a ello:

  1. El apego a lo estudiado.
  2. El miedo a lo desconocido.

Al principio de este punto, comentaba que a veces es bueno alejarse de la zona de confort. Jugar por internet te ofrece la oportunidad de practicar muy a menudo y probar cualquier tipo de apertura o de estructura. Puedes disfrazarte un día de Mihail Tal y otro de Anatoli Karpov. Inspirarte en ellos quiero decir, no vayas a pensar que quiero convencer a todo el mundo para que se disfrace, como hago yo

Cuando practicas posiciones que no conoces te das cuenta de que no siempre el destino te tiene preparado un descalabro. Incluso, a veces, resulta muy satisfactorio ir descubriendo ideas sobre la marcha. Seguramente las podrías haber aprendido antes, en algún libro o asistiendo a alguna clase de ajedrez. Pero es muy gratificante comprender una posición desconocida o por lo menos comenzar a entenderla.

Estas experiencias nos ayudarán a perderle el miedo a lo desconocido. A veces lo desconocido es el mejor camino.

Consejos finales

Los fantasmas revolotean sobre el tablero. Son pensamientos que no ayudan a tomar decisiones. Todo lo contrario, facilitan que nos equivoquemos. Pero es difícil, si no imposible, mantenerse alejado de los miedos y preocupaciones que invaden las 64 casillas cuando jugamos una partida. Antes y durante, Y casi siempre, también después.

Durante mi experiencia en la enseñanza y entrenamiento del ajedrez he llegado a la conclusión de que ciertas directrices pueden ser útiles para el jugador. Y ahora las comparto contigo. 

  • El elo solo es un número. Cuando juegues por internet prueba a no mirar el elo de tu rival hasta que acabe la partida. ¡Te sorprenderás más de una vez! En serio, el elo de tu rival no realiza tus jugadas. Así que concéntrate en hacer las mejores.
  • Toda la información que te llega de tu oponente (estilo, preferencias, características, fuerza, etc) muchas veces crea emociones que no ayudan. Si participas en torneos y preparas cada partida, hazlo con información objetiva: las partidas de tu rival. Pero no con prejuicios por su edad, procedencia, aspecto, o cualquier tontería que comente el "listillo de turno".
  • Las buenas y malas rachas empiezan y acaban. Si has perdido varias partidas seguidas, piensa que debes estar cada vez más cerca de una victoria
  • Analiza tus partidas y trata de descubrir de dónde provienen tus errores. Aunque hayas realizado 100 veces la jugada Af4 y luego hayas descubierto que era mejor Ae3 o Ag5, eso no significa que nunca vaya a ser bueno hacer Af4. Tienes que descubrir por qué era malo Af4. Mañana, en otra partida, puede que Af4 sea jaque mate.
  • El ajedrez es una lucha contra ti mismo. ¿Pensabas que era contra tu oponente? Siento desilusionarte. Luchamos contra nosotros mismos para alejarnos del error. 

Espero que este artículo y estos consejos te resulten útiles. Si es así, te estaré muy agradecido de que compartas en redes sociales. Y como siempre, quedo a la espera de tus dudas, sugerencias y comentarios.

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