¡No te metas con los peones pasados protegidos!

Para muchas generaciones de ajedrecistas, el famoso libro de Aron Nimzowitsch, Mi Sistema, fue una especie de biblia ajedrecística. El Campeón del Mundo GM Tigran Petrosian confesó que, cuando era pequeño, guardaba este libro debajo de su almohada. Otro campeón del mundo, GM Mikhail Tal, se arrepintió de haber leído el libro relativamente tarde, cuando ya era candidato a maestro.

Nimzowitsch dedicó gran parte del libro a los problemas de las diferentes estructuras de peones (peones aislados, peones colgantes, peones pasados) y, como consecuencia, influyó en cómo los ajedrecistas trataron estos temas durante las décadas siguientes. 

Echemos un vistazo a la siguiente posición que Nimzowitsch publicó en su libro para demostrar el poder del peón pasado protegido:

Este final demuestra el principal poder que tiene el peón pasado protegido, ¡un poder que se insinúa en su nombre! El peón está protegido y, por lo tanto, no puede ser capturado por el rey negro que, como consecuencia, está paralizado y es incapaz de mover sin que al hacerlo se permita la coronación del peón. Este ejemplo se reprodujo cientos de veces en diversas publicaciones, algo que siempre me ha sorprendido.

Tomemos, por ejemplo, un libro extremadamente popular escrito por el maestro soviético Victor Golenishchev. Fue un detallado plan de preparación destinado a jóvenes principiantes para que alcanzaran un nivel de primera categoría (alrededor de USCF 1800). El libro estaba disponible en miles de clubs de ajedrez soviéticos; también yo tuve acceso a él cuando era niño. ¿Por qué es que Golenishchev (junto con otra decena de autores) no pudieron crear sus propios ejemplos que demostraran la fuerza del peón pasado protegido? Llevaría tan sólo 10 segundos componer una posición como la siguiente:

A las negras no les quedaría más remedio que mirar, con impotencia, cómo el rey blanco captura a los peones del flanco de dama.

En cualquier caso, regresemos a Mi Sistema, de Nimzowitsch. El libro contiene numerosos ejemplos en donde el autor explícitamente hace hincapié en la fuerza del peón pasado protegido. Como consecuencia, ¡al terminar de leer el libro uno se queda con la impresión de que aquél que obtenga un peón pasado protegido ganará la partida! De todas formas, y a medida que adquieres más experiencia, verás varias partidas en las que no sólo un peón pasado no gana, sino que, incluso, resulta inútil. A continuación, un par de clásicos de oro:

Estoy seguro de que ya te has dado cuenta de lo que sucedió en estas dos partidas. Los peones pasados de las blancas fueron bloqueados y se volvieron completamente irrelevantes. Lo que realmente importaba (y decidió ambas partidas) fue la actividad de las piezas negras.

Son este tipo de partidas las que hacen que nos replanteemos el saber convencional. ¿Son realmente tan fuertes los peones pasados? Pero luego, te dan esta lección:

Tal como Nimzowitsch advirtió en su libro, el peón pasado protegido de las blancas restringió notoriamente el movimiento de las piezas negras; por lo tanto, el resultado de la partida estaba predeterminado. Ahora podemos ver que, en aquellos casos en los que el peón pasado está bloqueado y no restringe el movimiento de las piezas contrarias, éste no representa ningún tipo de peligro.

Pero si cuentas con piezas activas y un peón pasado protegido, entonces lo más probable es que tu oponente lo tenga difícil. En mi experiencia, el segundo caso (un peón pasado protegido que restringe las piezas rivales) es mucho más común, por lo que Nimzowitsch tenía razón cuando elogiaba en su libro a los peones pasados protegidos.

En la reciente Copa del Mundo de la FIDE, dos fuertes grandes maestros decidieron ignorar la sabiduría de Nimzowitsch, y pagaron su precio:

La conclusión es muy simple: ¡no te metas con los peones pasados protegidos!

¿Tienes alguna partida en la que hayas ganado con algún peón pasado protegido? ¿Te ha tocado perder contra un peón pasado protegido? ¡Compártelo con nosotros en los comentarios!