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¿Por qué pensó tanto Kaspárov?

¿Por qué pensó tanto Kaspárov?

Gserper
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Rétate a ti mismo y retarás al mundo.

—Garri Kaspárov, "Deep Thinking"

En el artículo de la semana pasada ya comentamos el hecho evidente de que la terrible gestión de tiempo de Kaspárov arruinó su participación en el torneo de rápidas de San Luis. Hoy trataremos de entender cómo un ajedrecista tan experimentado como Kaspárov pudo acabar en tan graves apuros de tiempo en cada partida.

La explicación más popular de la extrema lentitud de Kaspárov fue su edad. Aunque a sus 54 años Kaspárov efectivamente era mucho más viejo que cualquier otro participante del torneo, yo no me creí esta teoría. Durante mi carrera ajedrecística me he enfrentado a muchos famosos grandes maestros que tuvieron la tendencia de jugar más rápido a medida que envejecían. Explicaban que, a medida que uno se hace más mayor, también se cansa más rápido.

Por lo tanto, pensar largo rato es totalmente contraproducente para los ajedrecistas más veteranos, pues lleva a errores inevitables hacia el final de la partida, cuando están muy cansados.

Garry Kasparov

Foto: Chess.com/Maria Emelianova.

Mi explicación personal a la mala gestión del tiempo de Kaspárov es totalmente distinta y tiene que ver con la naturaleza humana básica. Deja que te dé un ejemplo. A lo largo de mis años como entrenador, he observado que muchos jugadores inexpertos odian sacrificar material incluso cuando los beneficios posicionales son obvios y lo único que hay que sacrificar es un peón.

Deja que te muestre de qué hablo. Aquí tienes una famosísima partida del match del campeonato mundial:

Para cualquier ajedrecista experimentado, el sacrificio de peón en 15.g4 es una obviedad. Efectivamente, la columna abierta y el fuerte ataque directo contra el rey negro deberían compensar con creces la desventaja material mínima. Sin embargo, cuando hablo con algunos jugadores menos fuertes sobre sacrificios como este, solemos tener la siguiente conversación:

Yo: ¿Ves lo fuerte que será el ataque de las blancas tras el sacrificio?

Alumno: Sí.

Yo: Entonces, si obtienes una posición similar, sacrificarás un peón así, ¿no? 

Alumno: ¡Ni de coña!

Yo: ¿¿Por qué??

Alumno: ¿¡Y si mi oponente se defiende y luego pierdo el final con peón de menos!?

Puedes reírte cuanto quieras, pero he tenido este tipo de conversación demasiadas veces, así que ya no me hace gracia. Claro que el deseo de mantener las cosas bajo control (o creer que puedes hacerlo) es muy natural y se ve en todas partes.

Por ejemplo, en el número de septiembre de la revista Money había un artículo de Helen Rothberg. En el artículo, la autora explicaba que el único motivo por el que pasó de ser mesera a camarera de barra fue el sentido del control. ¿No lo entiendes? Aquí tienes su explicación:

Me di cuenta de que mis propinas dependían de muchas cosas que no tenían nada que ver conmigo: lo rápida que se cocinaba la comida, cuántas veces había pasado el mesero encargado de servir el agua y retirar los platos, o si a los clientes se les permitía pedir la patata asada y el arroz. 

Sin embargo, dice que cuando se convirtió en camarera de barra "sentí algo que nunca antes había sentido en un trabajo: una sensación de calma y control: lo que yo hacía y cómo lo hacía influía directamente en mi propina".

Si lo piensas, la mayoría de las cosas que hace la gente (lograr un ascenso en el trabajo, ganar más dinero, etc.) se basan en conseguir un mayor control de sus vidas. Entonces, ¿Cómo puedes culpar a un ajedrecista que se niega a hacer un sacrificio de peón prometedor por miedo a perder control sobre la partida?

Ese ajedrecista siente que tras el sacrificio de peón el destino de la partida estará en las manos de su rival. Si el oponente encuentra una jugada o secuencia correcta y se defiende del ataque, ¡ganará el final resultante por tener peón de más"

Seguramente estarás preguntándote qué tiene que ver esta trampa psicológica en la que caen los ajedrecistas inexpertos con los apuros de tiempo de Kaspárov. ¡Por favor, aguanta un poco hasta que lleguemos ahí!

Deja que te enseñe otra partida famosa:

En ambas partidas, Spassky-Petrosián y Kárpov-Korhnói, el ataque se las blancas tras el sacrificio de peón era muy fuerte, pero cualquier ajedrecista preferiría el ataque de Kárpov al de Spassky porque todos los movimientos de Kárpov tras el sacrificio de peón eran movimientos forzosos y en la partida de Spassky muchos no lo eran.

Jacob Aagaard escribió lo siguiente en un fantástico libro suyo:

Las variantes forzosas nos dan una sensación de control, mientras que, por el contrario, un juego menos forzoso puede dejarnos con una sensación de estar flotando en el aire y sin control.

¿Ves? ¡Todo gira en torno al control! Sin embargo, es fácil ver que durante una partida la mayor parte del tiempo estamos, como dice Aagaard, "flotando en el aire". Es imposible jugar movimientos forzosos en todas las posiciones y, por lo tanto, la sensación de incertidumbre y falta de control es típica en buena parte de cualquier partida. Cuando juegas partidas de torneo a menudo aprendes a vivir con esta sensación de incertidumbre. Llega un momento en el que te acostumbras a ella hasta el punto de que casi ni la notas.

Es más, a menudo puedes beneficiarte de esa incertidumbre. Mark Dvoretsky, el famoso entrenador soviético, dijo lo siguiente al respecto:

Los jugadores experimentados a menudo tratan de "aguantar" la posición, sin fijarla ni cambiar su patrón drásticamente (y forzando los eventos solo cuando esto aporta beneficios evidentes). 

He puesto la última frase en negrita deliberadamente para enfatizar que no se debe forzar el juego solo por una falsa sensación de control sobre la posición.

Ahora volvamos a Kaspárov. En la entrevista posterior al evento dijo "No sé qué pasó... En cada partida tuve una especie de parálisis... No sé si es por la edad o qué".

Garry Kasparov Copa Sinquefield

Photo: Chess.com/Maria Emelianova.

Me resulta difícil creer que Garri Kímovich no es consciente del verdadero motivo de sus fallos pues la respuesta en realidad es bastante obvia. ¡No había jugado ni un torneo oficial durante 12 años y naturalmente su habilidad para soportar la incertidumbre se vio muy afectada!

Recuerda que cuando hace casi 70 años Botvínnik se convirtió en campeón mundial no jugaba muchos torneos. Durante su preparación para el campeonato mundial contra el GM Bronstein solo contó con el apoyo de su trabajo analítico. Como resultado, casi perdió el título.

Más adelante Botvínnik escribió que ni el más exhaustivo trabajo analítico puede sustituir la práctica en torneos. Tenía toda la razón del mundo, pues por mucho que prepares análisis, este no te puede preparar para esa sensación de incertidumbre.

Tras 12 años de inactividad, Kaspárov simplemente no podía tolerar la sensación de "flotar en el aire" y por lo tanto trató de forzar cosas. Si no podía encontrar una buena línea forzosa, seguía calculando, agotando gran cantidad de tiempo y energía.

Aquí tienes algunos ejemplos que lo demuestran.

Tras 31...Te1 Kaspárov tenía unos tres minutos y 25 segundos en el reloj. Aunque en términos generales no es mucho, teniendo en cuenta que tenía una posición totalmente ganadora y que había retardo, debería ser más que suficiente para ganar la partida.

Aquí, la mayoría de maestros jugarían 21.a6 sin pensarlo mucho, pero Kaspárov se pasó más de un minuto buscando una victoria forzada. Como resultado, jugó dos jaques con torre y obtuvo la siguiente posición: 

De nuevo, la más natural es 34.e6, que es la que jugaría cualquier ajedrecista con experiencia de forma instantánea y gana al momento. En lugar de eso, Kaspárov invirtió otros 30 segundos y jugó 34.Cd3 tratando de forzar la victoria. Efectivamente, el caballo ataca la torre en e1 y controla la casilla clave c1 y parece que la partida ha terminado. Lo que no vio es que después de 34---Te3! no puede jugar 35.Rd4 como planeaba debido a la fortísima 35...f4!

Fue muy doloroso mirar el resto de la partida. Estoy seguro de que si Kaspárov simplemente hubiera dejado que su mano ejecutara los primeros movimientos que vio habría ganado la partida. Su mano nunca jugaría movimientos tan horrendos como 34.Cd3?? Pero ese era el problema: Que no confió en que su intuición jugara los movimientos y, en su lugar, trató de calcular todo, buscando tener el control completo de la posición.

¿Volveremos a ver a Kaspárov en acción? ¡Sinceramente, eso espero!

Si aprende de su experiencia en este torneo y juega unas cuantas partidas de entrenamiento contra oponentes dignos antes de su próxima aventura, no me extrañaría que acabara entre los tres primeros clasificados en el próximo torneo de rápidas de Sinquefield.

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