La apertura ha terminado. ¿Qué deberías hacer después?

Se completa la fase de apertura de una partida de ajedrez. Se desarrollan caballos y alfiles, el centro está bajo control y se ha logrado el enroque. Supongamos que lograste arreglártelas sin mover los peones de flanco y que, en general, no hubo errores evidentes. La discusión previa sobre la apertura no cayó en saco roto.

Pero ¿por qué ahora la mano del principiante mueve las piezas con tanta incertidumbre, por qué hay tanto desconcierto en sus ojos, por qué finalmente sus movimientos son tan incoherentes?

Resulta que también necesitas pautas para jugar el medio juego. El medio juego también tiene sus propias leyes: es la parte más compleja del juego de ajedrez pero esto la hace la más interesante. Hablaremos de ello más adelante. Pero por el momento bastará con tener firmemente fijada en la mente la regla fundamental: en el medio juego debes tener un PLAN. Y la elección del plan estará determinada por las características de la posición.

Si el rey contrario aún no ha enrocado y sus piezas no están coordinadas o están dirigiendo su fuego hacia sus propios peones, entonces este es el momento preciso para iniciar un enérgico ataque contra el rey enemigo. Sólo recuerda: no debes atacar con una sola pieza; es mejor atacar al oponente con “todas las fuerzas”.

Pero ¿qué pasaría si tu oponente no cometiera ningún error en la apertura y, como tú, escondiera a su rey en un refugio seguro mediante el enroque? Luego deberás dedicar atención a mejorar la posición de tus piezas; debes acercarlas al centro y colocar las torres en columnas abiertas (o semi abiertas). Después podrás elegir una “víctima” y cazar una pieza o un peón mal colocado. Pero no te olvides de tu oponente. Intenta adivinar sus intenciones y prevenirlas.

Un extracto del cuaderno de París del Greco

Estos principios básicos se conocen desde hace bastante tiempo. Aquí, por ejemplo, se muestra un análisis del manuscrito del jugador de ajedrez del siglo XVII G. Greco. En su famoso libro, “Cuaderno de París”, investiga en detalle una variante particular en la que el ataque blanco al comienzo del medio juego es especialmente enérgico y decidido.

Por supuesto, el ataque de las blancas fue un poco temerario y las negras defendieron débilmente, pero todo esto es típico de esa época. Sin embargo, después de tres siglos y medio, esta partida ideada por Greco sigue siendo uno de los mejores ejemplos de juego enérgico en la transición de la apertura al medio juego. Y ciertamente enfatiza el efecto ruinoso de la búsqueda del botín cuando tu rey todavía está en el centro.

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